..A las 17, CABEZONES inauguró el escenario principal después de buenas performances de Volador G, La Missisippi y Gazpacho en los dos escenarios más chicos del predio. La banda de César Andino hizo un fugaz recorrido por todos sus discos, donde brillaron “Hombre paranoico”, “Frágil” y el hit “Mi pequeña infinidad”. Para el final, se despidieron bien arriba con “Despegar”.
.JUANA LA LOCA tomó la posta y, a pesar de tener enfrente a un público más en la espera de Intoxicados que propio, se robó sus buenos aplausos con temas de su último álbum Casablanca y varios clásicos de su carrera (sí, Juana La Loca tiene clásicos). Uno de ellos fue “Viernes a la noche” (también conocido como el-de-la-publicidad-de-aspirinas), que bien rebautizó Rodrigo Martín, líder del grupo, como “Viernes a la tarde” porque para ese momento los rayos del sol todavía caían con fuerza. Otro punto alto fue “Dame pasión”: muy festejada. Lo más curioso durante todo el set fueron las caras atónitas de los fans de INTOXICADOS (¡Oh, no! ¿Punchi-punchi en sus oídos? ¡Puaj!)
...Pity Álvarez y sus secuaces cayeron al escenario con toda la desprolijidad de esa suerte de hip-hop criollo llamado “Una vela”. El ex líder de VIEJAS LOCAS vestía una remera de una gira de los ROLLING STONES y AC/DC en conjunto (dos claros referentes suyos), vincha roja y auriculares en la sien ¿A quién podía remitir ese look? Es llamativo, pero sobre las tablas cada vez está más parecido a CHARLY GARCÍA (con 20 años menos, claro): es un delirante y bizarro espectáculo de sí mismo, que puede provocar tanto gracia como pena al mismo tiempo.
.....“¿Ustedes que harían si La Señora (Legrand) los invitaría a almorzar? ¿Irían?”, le preguntó Pity –ya con guitarra al hombro- a la gente antes de “Reggae para Mirtha”. El reciente disco de la banda, Otro día en el planeta Tierra, tuvo gran espacio en el repertorio y aunque no provocó grandes respuestas de la gente, fue bien recibido. Era lógico: el material salió hace pocas semanas, sólo tuvo un corte (horrible) hasta el momento y todavía no fue presentado oficialmente en capital. Es cuestión de darle tiempo nomás. “Me imagino que muchos habrán escuchado nuestro nuevo disco. Espero que les haya gustado porque lo hicimos para ustedes”, comentó luego Pity y siguieron los estrenos como “Fuego”, “Una señal” y “Espero que la vida”. Retomando el objetivo de su trabajo anterior, No es sólo Rock’N’ Roll, las canciones nuevas abren aún más el espectro musical de la banda. Y ese intento, de por sí, es positivo.
.....En el show tampoco faltaron clásicos: “De la guitarra”, “Se fue al cielo” y la calamarezca “No tengo ganas” (con un cuelgue tanguero en el medio, que Pity silvó la melodía de “Fuga y misterio” de Astor Piazzolla). Como cierre, se sumaron “Departamento Deshabitado” (gran registro de la corista Diana), “Quieren rock?” (¡clásico de clásicos!), la ramonera “Una piba como vos” (el fantasma de VIEJAS LOCAS siempre ronda cerca) y “El rey”, a capella, como despedida.
.....Lo más rocanroleros se fueron para el fondo del estadio y los jóvenes alternativos ganaron territorio (algo que podría traducirse como adiós remeras con lenguas stones, hola caritas amarillas de Nirvana). Se respiraba espíritu adolescente en el ambiente y no era para menos: CATUPECU MACHU estaba por salir a sacucir cabezas con su catarata de hits irresistibles. Cerca de las 20.30, su carta de presentación fue “Óxido en el aire” con los hermanos Fernando y Gabriel Ruíz Díaz bien al frente en una dupla de guitarras, Javier Herrlein castigando los parches y el plus de Macabre en los arreglos de teclados. El sonido era ajustado, pero fue un arranque bastante tibio si se tiene en cuenta que después le siguió la poderosa “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” y el estadio se vino abajo. Ahí sí que empezó el recital de verdad.
.....Sin saludos ni agradecimientos como freno, siguieron “Origen extremo”, “Resetear” y “Hechizo”. En las tres canciones, el cantante estuvo despojado de su viola para arengar como pocos músicos del rock argentino pueden hacerlo, mientras su hermano se retorcía totalmente poseído por la música.
.....Bajando un cambio, Fernando se calzó una acústica para arreglárselas a solas en “Cuadros dentro de cuadros” y dirigirse a una cámara que lo tomaba en primerísimo primer plano y lo proyectaba en las pantallas gigantes todo transpirado (bbbddd) pero eso sí, muy expresivo ¿Eh?. Fue después de esa interpretación tan digna de un unplugged MTV cuando saludó por primera vez a la gente y se mostró feliz de compartir escenario con Ricardo Mollo y Diego Arnedo, a quienes confesó haber ido a ver varias veces cuando formaban parte de SUMO en los ’80 (¿Y Luca Prodan, si viviera, iría a un recital de CATUPECU MACHU? Mmm...). Gabriel no quiso perder protagonismo y, al igual que en el recital del Luna Park, tuvo su oportunidad para hacer un extenso y entretenido solo de bajo en compañía de su amigo Herrlein en batería. Fue como decirle a Arnedo: “Mirá, vos sos un monstruo, pero yo no soy ningún pichi”.
.....El poderío de la banda de Villa Luro volvió a hacerse explícito en “Acaba el fin”, “Gritarle al viento” y “Magia veneno” (o como la llamaban algunos, “la del programa de Graña”). “Vamos a transformar este lugar en ya saben qué, pero necesitamos que salten”, pidió Gabi al público antes de que Obras se convirtiese en esa discoteca de la que habla “Eso vive”. Fue otro momento que marcó alto en el pogómetro... sólo porque “Dale!” todavía no había llegado, claro. En el ritual clásico de toda presentación de Catupecu Machu se vivió un pogo intenso y gigantesco (como no podía ser de otra manera), alentado por un Fernando Ruíz Díaz que pedía a la gente que salte “a 87 mil centímetros del piso” mientras se reía al ver a su hermano trepado en la estructura del escenario (“¡Qué julepe se están llevando los asistentes!”).
.....Finalmente, cerraron con la infaltable “A veces vuelvo” y quedó flotando esa sensanción cada vez más latente de que CATUPECU MACHU merece clausurar una fecha de festival. Porque realmente hicieron un gran trabajo el viernes pasado y para cualquiera que le siguiera en la grilla, de seguro le sería díficil lograr un espectáculo mejor.
.....Salvo, eso sí, que la banda se llame DIVIDIDOS, la apoden La Aplanadora del Rocanrol, tengo más de 15 años de historia, 8 grandes discos de estudio y una formación que cuente con un guitarrista de la escuela hendrixiana, un bajista que rankea entre los mejores del rock nacional (¡Cuántos empezaron a tocar el bajo gracias a él!) y un baterista muy jovencito que la descose.
Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella llegaron a escena abrazados y enseguida se fueron a sus puestos para dar una tibia bienvenida con “Por el aire como un tiburón” (muy pocos seguidores la cantaban). Por suerte esperaban agazapadas “Cabeza de maceta”, “Capo-capón” y “Paraguay”, las tres enganchadas y al hilo, lo que logró que ahí sí toda la gente se enchufara.
.....El repertorio parecía no querer dar tregua y el sonido, bien ajustado, ayudaba: “Rasputín” (con los coritos infinitos y delirantes afanados de “Hey Jude”), “Ay qué dios boludo” y el clásico de Hendrix “Voodoo Chile”. Molló dijo: “Dedicado a...”, dejando la frase inconclusa porque señaló al cielo, activó el wah-wah y todos sabían a quien se refería apenas sonaron los primeros firuletes de la guitarra. Como siempre, el violero tocó con una zapatilla arrojada desde el público, con los dientes y hasta con una dentadura postiza (¿Qué sería de un recital de Divididos sin semejante espectáculo?). Después tiró una frase conocida por todos, “Y los pibes remontaban barrilete”, como presentación del descontrol que iba a significar “Ala delta” y la emoción que se duplicaría cuando Alejandro Sokol, de la nada, apareció para cantar el tema. La nostalgia sumera por el encuentro entre 3 integrantes en un mismo escenario encendió el cantito: “Teque, teque, toca, toca, Divididos Las Pelotas!”.
.....Más tarde, “El 38” y “Paisano de Hurlingham” se acoplaron para un momento DE-MO-LE-DOR y le siguieron “Sábado” (con el riff de Moby Dick, de Led Zeppelin, como intro) y el bloque salidero del disco La Era de la Boludez: “Salir a asustar” y “Salir a comprar”.
“Estamos tocando medio a los pedos porque se retrasó todo y hay que terminar a una hora para no molestar a los vecinos”, comunicó Mollo pero nadie se disgustó: La Aplanadora era una tema tras otro, mucha música y pocas palabras. Como el mix funky que hilvanó a “Qué tal?”, “La rubia tarada” y “Azulejo”.
...Ya llegando al final, Divididos le hizo frente al “Dale!” de Catupecu, que había pasado antes, con la mexicana “Cielito lindo”. Apenas se escucharon los acordes de mariachis, toda la gente comenzó a abrirse para formar “el círculo más grande del mundo” que pedía Mollo. El músico ordenó: “No hagan círculos chiquitos como los políticos (risas), hagan uno uno grande. Acá tengo un compás si quieren”. A pesar que pareció más una medialuna, que un círculo, todos disfrutaron del final frenético y acelerado de la canción. A tal punto que Mollo quiso un bis: “Hagamos otro círculo más, dale, así tenemos algo para hablar mañana. ‘Qué lindo círculo’, nos van a decir”. Y todos acataron la orden, por supuesto.
.....¿Quedó gente en pie, con ganas de seguir rockeando, después de todo eso? Sí, y Divididos le tenía preparado “Basta fuerte” y unos guiños obligados a Sumo (que consiguieron que las las remeras de Luca Prodan inundaran las pantallas). Primero “Mañana en el Abasto”, con un erke invitado, que emulaba a la versión registrada en el disco acústico Vivo acá y después “Mejor no hablar (de ciertas cosas)”, más lenta y menso filosa que la original. “Espero que se haya escuchado bien, espero que vuelvan a sus casas y mañana cuando se despierten piensen ‘Qué bueno que estuvo ayer’ o no, pero que por lo menos se despierten”, se despidió la voz de La Aplanadora.
.....Imagen final: Mollo arrancando las cuerdas de su guitarra para regalarlas, Mollo bajando del escenario para darle la mano a los afortunados de más adelante y Mollo lanzando púas a la gente. Arnedo retiránse sin mucha astucia (aunque hizo un gran trabajo durante toda la noche, como de costumbre) y Catriel tirando palillos de puntín y de taquito.
Misión cumplida para DIVIDIDOS.
Texto: Nicolás Igarzábal para www.desdeabajoweb.com.ar
Fotos: www.rock.com.ar