(...el que le roba a un ladrón...)
At 1:07 a. m., Anónimo
At 2:28 p. m., Anónimo
Cuando tenía 8 años, más o menos, me afané un Shot de Casa Tía. Me lo metí en la manga del buso y cuando iba saliendo se me cayó exactamente al lado del de seguridad que, por suerte, no se dio cuenta. Alto cagazo me pegué...
A los 11 años me compré un librito pedorro de apodos y dichos populares. Un compañero del cole me lo pidió prestado y después se hizo el pelotudo y nunca más me lo devolvió, a pesar de mis insistentes pedidos.
3 o 4 años después pasó esto: volvía de su casa una tarde. Cuando me senté en mi cama, abrí la mochila y vi que un disco de Pink Floyd de mi querido compañero se había colado entre mis cds.
La venganza fue terrible.
At 4:26 p. m., Dana
At 11:17 p. m., Julita
At 2:31 a. m., Petra von Feuer
Yo una vez (tendría 8 años) me afané unos caramelos de un super y el guardia me vio y me cagó a pedos. Perdedora total.
Y si, no recuerdo qué tribu indígena decía que nombrar a las cosas era darles el don de la existencia. Así que no pienso ni siquiera decir el nombre del pelado pederasta sobre el que versa este post.