Sábado 17 de julio - 20:35 horas
La Feria de Coleccionismo Discográfico, en Costa Salguero, es un Disney World para melómanos. Andan dando vueltas el vinilo de Artaud, Miguel Abuelo Et Nada y Treinta minutos de vida, entre otras tantas joyitas nacionales. A los periodistas se les cae la baba(sónica) entre tantos tesoros, revuelven discos durante horas y algunos discos los revuelven a ellos. A veces se reencuentran con sus inicios en la prensa gráfica, se leen en viejas páginas, ya amarillentas, de la Pelo o la Expreso Imaginario, y otras más de culto como Esculpiendo milagros, Madhouse, Revolver y la Rock en blanco y negro. Hay remeras, muñequitos, sobredosis de boxsets (como el féretro de Death Magnetic) y cajones de discos polvorientos ordenados por géneros. Metal, Progresivo, Sinfónico, Jazz, Rock Nac. La etiqueta "retro", dentro del sector de vinilos, parece redundante. Por los surcos de esos discos negros pasaron más manos que por el cuerpo de la Süller.
"¡Porchetto, PorSuiGieco!", aullaría, hambriento, el personaje ermitaño de Capusotto y se enojaría si sonara algo de Miranda. Los vendedores hacen chistes sobre John Cusack en High Fidelity y evocan las épocas de oro del Parque Rivadavia y Centenario. Algunos son tan crueles con sus clientes como el gordo del local de historietas de Los Simpson. Otros se enorgullecen recordando shows piratas que conseguían sobornando a los operadores de la Rock & Pop, como el bootleg de Nirvana en Vélez, año 1992, conocido como Kurko. "Hoy no vale la pena, porque al otro día está la versión de consola en Taringa", reflexionan y enumeran otro logro bucanero: Corpiños en la madrugada, el demo de Sumo previo a Divididos por la felicidad.
Sergio Marchi y Fernando Blanco presentan su libro Beatlend en mesa de debate y -todavía hoy, increíble- siguen discutiendo la influencia de Yoko Ono sobre John Lennon, si tuvo que ver, o no, con la separación de los Fabulosos Cuatro. Después hay subastas de todo tipo, como un póster promocional de Queen, en 1981, también en el Amalfitani, ese donde Maradona se sacó una foto con la camiseta inglesa. "¿Está autografiado?", pregunta un futuro comprador. "No", le responden, y se aleja por el corredor haciendo pucherito.
Domingo 18 de julio - 22:48 horas
"Todavía tenemos el avión en el ojete", se sincera Manuel Moretti (M&m) con el público de Niceto. No será la Feria de Coleccionismo, pero en su casa no falta la discografía entera de los Beatles, Virus y Wilco. Pasó Valle de Muñecas (Manza con buzo rojinegro a lo Kurko) y ahora está tocando Estelares, repasando el repertorio de Una temporada en el Amor. Volvieron hace unas horas de España, de la España campeona del mundo, y aterrizaron directo en Palermo. No pueden parar de tocar, están pasados de revoluciones. Van más de dos horas.
Tienen dos guitarras eléctricas al frente y dos acústicas de backing band, por si las moscas (¡The Incredible String Band!). Moretti se descuelga la suya un rato y divaga sobre el escenario con una copa de vino entre los dedos. Es mucho mejor frontman que violero. A veces pega algún chiste gracioso. Festeja la aprobación del matrimonio gay y dice que Mirtha Legrand encarna todos los males de este país. Genial. Después dedica un tema a los "seguidores de la primera hora". Nosotros somos como de la décimo cuarta hora, pero lo disfrutamos igual. Después siguen historias de groupies ("Un show"), box televisado ("De La Hoya") y días peposos en las sierras cordobesas ("Eléctricos duendes").
Entre el público asoman chicas que se suben a caballito de sus novios durante "Aire", "Cristal" y "Melancolía". Otras piden "Ella dijo", pero la banda no les da el gusto y se quedan con las ganas. Estelares se despide y recién ahí llega definitivamente a Buenos Aires. Afuera llueve y hace un frío letal, igual que el sábado. Aguafiestas total. O una fiesta pasada por agua.