escrito por Nicolás Igarzábal a las 2:25 p. m.
Foto: Nat motorizadaHay dos tipos de virtuosismo. El virtuosismo masturbatorio, frío y vanidoso (de Steve Vai a Walter Giardino) y el virtuosismo cool, entretenido y hasta pogueable. Están lo del "Hey, miren qué bien que toco" y los del "Vamos a pasarla bien mientras toco".
Primus entra claramente en la segunda categoría. De hecho, en el Malvinas Argentinas, hay muchos fans de
Rush, King Crimson y Dave Matthews Band. Algunos saltan y revolean remeras, otros contemplan minuciosamente cada movimiento, mientras el cocacolero les clava la bandeja de Dasani en la nuca.
Primus es más que "una banda para músicos". Por empezar, Les Claypool es la reencarnación de
Frank Zappa en las cuatro cuerdas. Slapea como un hijo de puta y te taladra con su bajo burbujeante como nadie, frente a dos austronautas inflables que lo custodian a sus espaldas. Rock circense, caricaturesco, burlón. Chaplinesco. Para tener una idea, digamos que un show de este trío es como escuchar la intro de "Cajita musical" o "Azulejo" en un loop constante. De ese tipo de bajo funkeado hablamos.
Primus no tiene un sólo disco editado en Argentina (recién ahora salió un
Best of) y en Paternal hay 5 mil personas mirando. El 90% son hombres. El otro 10% son las novias de esos hombres. Más de uno los conoció en el '95 cuando MTV rotaba el video de los vaqueros freaks "
Wynona's Big Brown Beaver". La gente delira y hasta arma pogos circulares. "¡Son unos monstruos!", se escucha gritar cada tanto. El show arranca con "Tommy the cat" y "Here come the bastards". Una cosa
ASÍ. Es tal el grado de locura que sobre la chicharra de "Those dammed blue collar tweekers" los fans aullan "Praaaiiiii-muusss, Praaaiiiii-muuus", como Homero y su molesto "Flaaaaan-deeers".
Les Claypool cambia todo el tiempo de máscaras y de bajos (hasta toca con arco). Jay Lane y Larry LaLonde lo acompañaban en bata y guitarra. Las zapadas espaciales empiezan y no sabés cuando terminan, ¡Al infinito y más allá! Brillan "American life", "Southbound Pachyderm" (
Los Natas te arman un disco entero con esa intro espesa) y "Pudding time", entre una lista de 14 tracks. La yapa de la noche: "Big in Japan" de Tom Waits.
La banda demuestra que de California no solamente salen bandas hardcore punks adolescentes que terminan teloneando los de
Shaila o
Smitten acá. Portan la (peligrosa) etiqueta de "fusion" o "experimental", pero son más que eso. No por casualidad los trajo la productora Tribulaciones, la misma que convocó a ZZ Top, Living Colour y Medeski, Martin & Wood estos últimos años. A ese tipo de artistas de culto apuntan. “Traemos bandas que habitualmente no se ven en los medios masivos y que los productores grandes no se animan a traer. La próxima meta es
Wilco o
Flaming Lips”, prometen los quías. A cruzar los dedos.