
Rivadavia y Pergamino podría ser la esquina del infinito. En la puerta del Teatro de Flores hay fanas de
La Renga y de
Pappo que, en definitiva, son los mismos (los mismos de siempre). Hay motoqueros con campera de cuero y pelo largo, veinteañeros que siguen a la banda de Mataderos a todos lados y cuarentones con canas o peladas relucientes, que hablan de longplays en lugar de CD's. Después de una previa con mucho
Riff de fondo (DJ tribunero!), el show larga con
Vamos a buscar la luz. Están Alejandro Medina y el baterista brasilero Rolando Castello Junior, miembros originales de
Aeroblus. La novedad es Chizzo en la guitarra y Claudio Rodríguez (ex
Manal '94). El trío, a falta de un Napolitano, pasó a ser un cuarteto: algo ha cambiado.
Flashback 1975. El Carpo está en Londres trabajando de lavacopas y conoce a Lemmy Kilmister. Resulta testigo de la formación de Motörhead y, por poco, no termina siendo uno más del grupo. Acá se edita
Pappo's Blues Vol. 6, con material sobrante del
Triángulo.El tributo live (sí, tributo, porque sin Pappo no existe
Aeroblus) recorre los 10 temas del álbum, ese álbum humeante que parece una sola zapada de 29 minutos. Climas espesos, rozando el stoner y el heavy metal. Todos los fuegos el fuego. Canciones como
Completamente nervioso,
Nada estoy sabiendo y
Vine cruzando el mar empalman perfectas con el color de voz de Chizzo Nápoli(tano). Medina, como en el álbum, se encarga de
Tema solísimo,
Aire en movimiento y
Buen tiempo. Su mujer (Lola) canta
Vendríamos a buscar, haciendo de la adivina, en una performance bizarra, entre Beatriz Olave y el cantante de Twisted Sister. Complicadísimo. Castello Junior brilla en los instrumentales
Árboles difusores (¿La
Moby Dick argentina?) y
Sofisticuatro. Un animal.
Flashback 1976. El Carpo regresa a Buenos Aires y Medina lo invita a Brasil. Allá, en San Pablo, prueban a varios bateristas hasta dar con uno que tiene una mano más chica que la otra. Forman un power trío, más pesado
: Aeroblus. Y van a buscar la luz.
El público se emociona y agita con el repertorio, un repertorio que la mayoría está escuchando en vivo por primera vez. "¡Aceptá la calvicie!", le grita un pibe con remera de
Hermética a Chizzo, mechado entre el cantito: "Y dale Pappo, dale, dale, Pappo". El bombo de la batería de Rolando se rompe, entonces el bajista mata el tiempo muerto con tres anticipos del próximo disco de La Medinight Band. Después presenta algunas perlitas de La Pesada del Rock and roll, como
Salgan al sol y
Tontos, más
Doña Laura (
Manal). Clima de zapada, con un escenario lleno de músicos invitados y amigos. La gente delira. En un momento se acoplan el Tete y Tanque al Chizzo y ruge la bestia en medio de la avenida... Avenida Rivadavia, obvio. Hacen
Panic Show y el lugar se cae abajo.
La Renga está tocando en Buenos Aires, aunque sea por un rato, como una ilusión óptica, ¡Y en el Teatro de Flores! Hay que remontarse a 2007, al show histórico en el Autódromo Gálvez para encontrar su última huella en tierras porteñas.
Flashback 1977. El trío vuelve a la Argentina, se presenta en el Teatro Premier y graba un disco, sin grandes repercusiones. Hasta Alfredo Rosso le da con un caño, en las páginas de la
Expreso Imaginario, y se arrepiente de por vida. La banda hace un par de shows más y queda boyando en la nada. Entonces El Carpo vuelve a su primer amor y edita
Pappo's Blues Vol. 7, capítulo final de la saga setentista.
Medina y Castello Junior se reincorporan a escena. La fueza de
Aeroblus se repite y cierran con el mismo tema con el que abrieron, para no dejar dudas: el final es en donde partí. Se baja el telón. La gente no se quiere ir. Medina sale al escenario y canta a capella
Desconfío (drunken version). La gente no se quiere ir. Castello Jr. sale al escenario y revolea sus palillos. La gente no se quiere ir. Lola sale al escenario y tira besos al aire, muak, muak. La gente no se quiere ir. Ya nadie entona cantitos de Pappo, ahora retumba uno sólo: "Vamos
La Renga, con huevo vaya al frente, que se pide toda la gente". Y la gente no se quiere ir.