escrito por Nicolás Igarzábal a las 4:56 p. m.
- Che, ¿Quién juega hoy?
- ¡Motörhead contra Almafuerte! Camino al estadio cubierto Malvinas Argentinas, el 133 bordeaba la cancha de Argentinos Juniors y cruzaba el puente hasta toparse con Chorroarín. El colectivo estaba colmado de metaleros, como una lata de atún La Campagnola. Conté 15 remeras de
Motörhead, 3 de
V8, 2 de
AC/DC, 1 de
Ramones (o mejor dicho, R.A.M.O.N.E.S.), 2 de
Iron Maiden (con el chivo todavía fresquito del Quilmes Rock) y una rubia en el fondo, mandándole mensajitos de texto a su novio. Que estoy bien. Que ya llego. Que te extraño. Que te quiero mucho, osito. Y todas esas pelotudeces.
Si hablamos de amor, hay que decir que no existe un tipo más tierno en el heavy metal que Ricardo Iorio. Esa manera tan especial que tiene de mandarte a la puta que te parió, de decirte que te chupes una buena poronga, o de llamarte "tragaleche" cada 5 minutos. Eso es calidez, señores. Calidez y calidad. Porque el show soporte de
Almafuerte fue una rica picada antes del plato principal, con clásicos como "A vos, amigo", "Si me estás buscando" y "El visitante", más algunos de
Toro y Pampa (2006). Richard hablaba, arengaba, bailaba (increíble sus pasitos en el "Ico, Ico, caballito" de "La Máquina de Picar Carne") y dejaba en claro que su personaje se comió a su persona hace ya varios años.
Ahora sí:
"¡Buenas Noches! We are Motörhead, and we play rock & roll", bramó
Lemmy,
a modo de presentación. "Y al que no le gusta, que se vaya a la concha de su madre", agregó una de sus verrugas. Sabemos que el tipo grabó 20 discos al frente de la banda, que fue plomo de Hendrix, que es un enfermito de las armas, que escribió su propia autobiografía (ahora prepara un documental) y que se empomó a medio continente, incluyendo a tu prima y a tu hermana.
Peeeeero... también sabemos que tiene 63 pirulos, aunque no se le noten. Para nada. Porque ni tu viejo, ni tu abuelo cantan con esa voz tan Jack Daniels que tiene, ni rockean tanto como hizo él ayer en temas como "Iron Fist", "Stay Clean", "Be My Baby", "Rock Out" y "Metropolis" (los primeros 5 de la noche). Junto a Mikkey Dee y Philip Campbell conforma una pared de concreto, un Muro Infernal con la fuerza del heavy metal, la herencia del blues y la rabia del punk. Como un
Loco Live grabado por
Black Sabbath. Como un power-power-power trío que reduce a un recital de
Divididos al tamaño de una canica.
6)
Another Perfect Day 7) Over The Top 8) One Night Stand 9) I Got Mine
Y la lista seguía, sobre un escenario totalmente pelado, a excepción de una bandera celeste y blanca sobre el Marshall de Lemmy. Un solo de batería, uno de guitarra y un Motörhead Unplugged, para hacer "Whorehouse Blues" con dos acústicas, como si estuvieran tocando en el living de tu casa, después de una larga borrachera entre amigos. Para el final quedaron "Ace Of Spades" y "Overkill" (¡Infaltables!), confirmando que Motörhead es una pasión argentina (¿había dudas?), como el dulce de leche, el 60,
Iron Maiden y
Megadeth.